domingo, 1 de julio de 2007

SA


Silencio
La niña de manos arrugadas quiere ir a Machu Pichu. Enciende la radio y no hay camino: marcha, marcha, marcha. Son las doce y media de la noche. Tiene ganas de vomitar, la noche parece irreal, parece un "Sueño de una noche de verano". Reitero: tiene ganas de vomitar, siente como si hubiera fumado -o consumido de cualquier otra forma- algo de eso, eso nunca ha probado pero imagina cómo es.
Sabe lo que es. Es miedo. Conocer da escalofríos. Algo vive, late, pero sordo -a veces-. Se tira en el piso y se duerme pensando en lo que dirá el hombre con el traje de piel: “Cuestiono. Lo hago porque me gusta, porque soy un falso erudito, porque me hago, me hago esto y aquello, y me hago pipí en la cama y en la calle, en las calles de Montevideo y de Cuzco, pero con estilo. Soy yo: especial. Qué más puedo hacer”. Y qué va a hacer, va a llegar a su casa y va a llorar, como todos. Y sólo sus manos negras serán testigos de la pena.
“Critica, critica, finge, finge, pero por favor, no pares de llorar. No te guardes toda esa belleza para ti mismo. Y, ¡basta de hablar! Alguien ama tu silencio? Sé que estás harto de gritar, no lo hagas más. Calla, calla, calla y escucha. Y no pares de llorar”, dice, en sueños, la niña de las manos arrugadas.
Las magnitudes se han alterado. ¿Cuándo dejará de pensar las cosas y se detendrá a observarlas?
“Norte, Sur, Este, Oeste”, le dice el negro –personaje de su sueño-. “Excelente. Pero, no te olvides de que puede existir una cuarta dimensión”, reaponde una voz. Sagan decía que esto es fácil de entender si nos comparamos con un hombre que vive en un cuadro (vive en dos dimensines). ¿Qué verá fuera del cuadro? Dos dimensiones. En su cabeza no cabría la posibilidad de que allí fuera existiera una tercera dimensión. Ahora, ¿qué ves cuando ves el cielo?

Acción
Se dispone a volver a casa. Ha quedado de encontrarse con alguien para volver juntos, entonces, se desvía del camino. El cielo brilla púrpura por la noche, el frío quema la piel, y ella prueba. "Porque todo en la vida es un sueño, y los sueños, sueños son". Prueba imaginar cómo serían las cosas si no fueran como son. Juega y se apresura a hacerlo porque sabe que su oportunidad terminará pronto. La calle está desierta, se coloca detrás de un hombre que no conoce y camina exactamente una cuadra y media detrás de él. Pisandole los talones. Las sombras se funden, y allí, entre ambas, se acurruca el miedo. Pronto se da cuenta de que algo está mal. Camina más deprisa, lo pasa. Tensión y emoción. Sabe que, a partir de entonces, por las noches cuando duerma, aquel hombre tendrá pesadillas; pero, lamentablemente, no será ella la autora de tal espectáculo.

¿ Es hipócrita quien habla demasiado del silencio?

2 comentarios:

Emma dijo...

Ahh


No creo que sea hipócrita.

Chan. No sé qué decir.

Otra vez.

Lebowski dijo...

No. Está de más.

Por otro lado, qué bueno quedó el coso del Nunca más. Me lo copié y lo tengo en casa. Lo miro siempre. Es genial. Tienen una variedad de imágenes de la puta madre, y ese temón de Callejeros.

Un beso