Él tenía aliento a violencia. Me acorraló, usando como barrera a sus compañeros de grapa "El Viejo Pancho", en la entrada de la sede de Nacional, ayer martes, el día del banderazo frente a la AUF.
"Ahora no es momento para que filmes, ahora estamos todos muy calientes, ahora...", logré descifrar entre balbuceos y escupitajos con gusto a grapa, que me caían justo sobre la boca. Sus labios se veían finos y paspados. Era una persona desgreñada, la mandíbula bien marcada, ancha, lo hacía muy masculino. Tenía la piel carcomida y la mirada perdida, de fumatina.
Entre tanto: "Yo no estoy del lado de nadie, yo sólo quiero hacer un videíto sobre ustedes", le suplicaba que me dejara filmarlo; y en mis adentros, que me dejara dejarlo escrachado. "Miren a esta escoria humana". Sí, quería que me dejará exprimir ese juguito amarillo del periodismo de estudiante barato, sangriento y conscientemente equivocado.
Y, a todo esto, no encontraba la forma de librarme de su cercanía tan incómoda, de su aliento que me daba entre asco y miedo (de mojar pañales). Un miedo motivado por una imaginación poco fructífera, una especie de ensoñación en la que suelo caer, en la que, esta vez, ese hombre que me miraba de arriba con ganas -ganas alcohólicas-, me perdía cariño y me daba con un cuchillo en la boca del estómago.
Y, una vez en el mundo de los hechos reales, me libré de su intimidante discurso. Me deslicé y abandoné el cautiverio (mentiría en el cómo). Y, viéndome libre de todo peligro, volví a la sana costumbre de la razón y caí en la cuenta de algo: " Te saco de algún lado", le dije. A lo que respondió, muy estelar: "Estuve en la Perrera, ¿viste la película?". Y pensé: "¿Este es el tema de la semana? Odio el fútbol. "¡Así que es actor y todo!"
"Ahora no es momento para que filmes, ahora estamos todos muy calientes, ahora...", logré descifrar entre balbuceos y escupitajos con gusto a grapa, que me caían justo sobre la boca. Sus labios se veían finos y paspados. Era una persona desgreñada, la mandíbula bien marcada, ancha, lo hacía muy masculino. Tenía la piel carcomida y la mirada perdida, de fumatina.
Entre tanto: "Yo no estoy del lado de nadie, yo sólo quiero hacer un videíto sobre ustedes", le suplicaba que me dejara filmarlo; y en mis adentros, que me dejara dejarlo escrachado. "Miren a esta escoria humana". Sí, quería que me dejará exprimir ese juguito amarillo del periodismo de estudiante barato, sangriento y conscientemente equivocado.
Y, a todo esto, no encontraba la forma de librarme de su cercanía tan incómoda, de su aliento que me daba entre asco y miedo (de mojar pañales). Un miedo motivado por una imaginación poco fructífera, una especie de ensoñación en la que suelo caer, en la que, esta vez, ese hombre que me miraba de arriba con ganas -ganas alcohólicas-, me perdía cariño y me daba con un cuchillo en la boca del estómago.
Y, una vez en el mundo de los hechos reales, me libré de su intimidante discurso. Me deslicé y abandoné el cautiverio (mentiría en el cómo). Y, viéndome libre de todo peligro, volví a la sana costumbre de la razón y caí en la cuenta de algo: " Te saco de algún lado", le dije. A lo que respondió, muy estelar: "Estuve en la Perrera, ¿viste la película?". Y pensé: "¿Este es el tema de la semana? Odio el fútbol. "¡Así que es actor y todo!"
23 comentarios:
"me perdía cariño" es un lapsus pero tan pero tan pero tan pero tan pero tan pero tan pero tan pero tan pero tan pero tan pero tan pero tan pero tan pero tan bueno que me voy a bañar de puro gusto.
Otra cosa es que la palabra "videíto" pronunciada en voz alta por una hembra con tus pechos, frente a una manada de grapas, es una incitación a que te hagan doce hijos todos medios sanos. ¿Algo más "profesional"? Sí "te saco de algún lado".
¿Quién dijo que era profesional? Y, si lo fuera, te parece un: "Sir, ¿me permite filmarlo?".
Ese juguito puede ser lo que diferencia a un estudiante en serio de uno mediocre.
Nada más.
Me permito la intromisión: ¿Qué hacías con una cámara ahí?
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Que mejor momento, ante tal pregunta, responder: Si, la vi, y es una reverenda porquería, por cierto.
Kubin, ¿Qué?
tanta cosa por tan poco?
¿De verdad te parece poco? Es una historia, nunca tuvo mayores pretenciones. Quisiera saber qué es mucho.
Querida pichona: aquello del corto sobre mi ser ha sido cuestión de interesar a mi familia toda y a alguna de mis potrancas. Pero no han encontrado manera de comunicarse con vos que no haya sido a través de este medio, pues tu dirección de correo electrónico nos es invisible. ¿Tendrás a bien mandarnos un mail para poder establecer un comercio dialógico más efectivo e íntimo? El tema a disertar queda claro.
Cariños a los tuyos (Jack Palance)
Juguito. ¡Juguito!
Lo que me de este blog es que es como Sarte: está muerto.
A mi me gustó tu historia. Te veo acorralada tratando de sacarte el aliento pestilente de encima y después la boca abierta cuando el tipo te dice que es actor.
En cuanto al profesionalismo, menos mal que no lo tenés, sino ¿para qué estudias?
Julián es como Rocco Siffredi.
paz y amor!
♥
Me cuesta muchísimo entender algunos de los términos, pero como simpre, disfruto horrores leyéndote!
Más irreverente que el post (tu manera sobrenatural de contar las cosas más simples está muy buena) son los comentarios, porque no entendí ninguno.
¿Me estoy volviendo loco?
Saludos!
No, Desconocido. Vos sos el más cuerdo.
Es una historia mínima que cuenta todo de vos. ¿Te subiste arriba de algún árbol en ese momento? Los instintos juegan fuerte.
Juant: nunca vas a entender los comentarios en los blogs ajenos. Es una regla.
Excelente relato. Un equilibrio perfecto entre el narrador y el narrado. Me encanta. Exijo más. Uno por semana, como el shot potemkin.
Y este comentario...
"Otra cosa es que la palabra "videíto" pronunciada en voz alta por una hembra con tus pechos, frente a una manada de grapas, es una incitación a que te hagan doce hijos todos medios sanos"
...es particularmente perverso. Ojo con tus lectors, Arkadia, ojo.
Bloody guardabosques.
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