lunes, 13 de abril de 2009

Bajo una blusa floreada


He encontrado inspiración en las tetas de mi abuela. Mientras algunos-grandes y célebres escritores cuyos nombres voy a obviar- se la han topado en el mar, la selva, una situación límite o la muerte de todos sus seres queridos, yo, casi sin darme cuenta, he basado el sentido de todo, absolutamente todo, lo que he escrito en un universo fantástico.

Este fenómeno podría describirse como una nueva Narnia. Me refiero a un mundo fantástico bajo una blusa floreada, en vez de un ropero, en donde se puede hallar todo tipo de cosa, pero a donde nunca he descubierto la puerta de entrada. Otra posible imagen sería la de dos enormes bolsas de Papá Noel, que cuelgan cada una de un hilo de piel cuya resistencia se agrava a causa de los años, la gravedad y los millones de criaturas que habitan entre la inmensidad de recovecos.

De niña, cada Navidad, la abuela sacaba alguna sorpresa de aquel paraíso gigantesco que le colgaba hasta el ombligo. Una noche, luego de las doce, introdujo con delicadeza sus largos dedos índice y mayor en el canal que separaba las dos bolsas a la altura del escote. De allí sacó, tomado por la orejas, cual si fuera un mago, un conejo hueco de vidrio de alrededor de 30 centímetros de largo, con un número incontable de monedas dentro. Acto seguido, ordenó a mi hermano y a mí que las repartiéramos. De inmediato, la vil persona con la que debía compartir se apoderó del conejo y me tiró, según su criterio, lo que él creía que era la mitad del botín. Pero, mientras el villano contaba su nueva adquisición y la abuela, ignorante de lo sucedido, bailaba en la mecedora y miraba la nada, yo la observaba fascinada e intentaba descubrir la forma de quitarle la blusa sin que nadie sospechara de mi salud mental. Meta que no logré alcanzar, debo admitirlo, por cobardía.

Años más tarde, luego de haber formulado múltiples teorías sobre el misterio que albergaba entre las tetas y de filosofar días enteras, caí en el middle point de esta historia, lo más bajo: espiar. La abuela se había quebrado una pierna. “Esta muy vieja, ya va a estirar la pata”, sentenció mi hermano. El hecho es que se fue a vivir a casa unos días porque, en efecto, estaba muy vieja y ya no podía hacer nada sin ayuda. Recuerdo que, una mañana, me levanté directo al baño. Ese día la abuela tenía médico, de modo que cuando fui a cepillarme los dientes me topé con que la puerta estaba cerrada: mamá la ayudaba a ducharse. Fue entonces cuando me enfrenté a mi primer gran dilema moral: ¿Espiar o no espiar? ¿Saber o no saber? Mi decisión es obvia, se apoderó de mí la maldita tentación. Entonces le pedí a mi hermano que espiara, ya que él tenía mayor facilidad para todo eso. En el momento exacto en el que tomó contacto con el ojo de la cerradura, mi madre abrió la puerta. Mas, según él, alcanzó a ver mucho. Me habló de cadenas montañosas, de sirenas y duendes que corrian entre el agua jabonosa.


La idea de la cadena montañosa no es fácil de asimilar. Me dio vueltas en la cabeza durante años. El día en que la abuela murió no lloré porque sé que a ella no le gustaba todo eso, pero luego la cosa se complicó. Armé una escándalo, y no por una ambición “fáustica” de descubrir más acerca de aquello, sino por las miles de animales místicos, enanos y sirenas que clamaban a gritos sobrevivir y cuya voz nadie, excepto yo, lograba escuchar.

5 comentarios:

Cabe dijo...

4 cositas:

1)Estas loca.
Eso es bueno.

2)Me gusta como escribis.

3)Sos una inmunda.
No te podes inspirar en las tetas de tu abuela

4)Me pregunto si habia elfos entre los animales misticos

Beso

Virginia Méndez Balestié dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Arkadia dijo...

4 cositas:

1)No estoy loca

2)Gracias

3)Las tetas son algo normal y esas más ya vas a ver cuando llegues a viejo. A los hombres también se le caen.

4)En el fantástico mundo de las tetas de la abuela el mundo entero tenía lugar. Estaban todas las películas y cuentos que te puedas imaginar. También elfos, emos y rinoserontes rosados.

Beso

Anónimo dijo...

waaaaaaaa, no se como llegue aqui, pero, dejame decirte, que palabras tan hermosas ^^,

Unknown dijo...

asegurae de ir a un buen psicoterapeuta que te corrija esa desviacion, tienes un gran problema, aun asi es profundo eso que hablas. Besosss