viernes, 6 de junio de 2008

Moriana en el país de los necios

Moriana, con 16 años encima y cara de galleta, se sienta a lo indio en un almohadón de seda rojo con flores verdes. Come una especie de buñuelo duro, hecho de unos cereales raros, que le dan un aspecto desagradable, como de vómito cocinado.

Ahora, Moriana coloca sus brazos a un lado, apoya las manos en el piso y, con movimientos lentos, tira las piernas hacia atrás, gira la espalda y levanta la cola hasta que su cabeza queda apoyada sobre el almohadón y sus piernas apuntando al cielo, con los pies juntos.

A uno metros de ella, bajo una pérgola con flores, una señora elegante, con unos 45 años encima y cara de castor, lee un libro de decoración. A su lado, un hombre, con unos 50 años encima y aspecto de pigmeo inglés, corta algunas flores secas de la pérgola, de a una, y les rocía con un líquido con olor a desinfectante.

-Papá, te dije que no hagas eso cuando estoy leyendo. Ese olor me perturba -dice la señora con cara de castor.

Papá -el señor pigmeo- asiente con la cabeza y sigue echando el desinfectante. Luego de unos segundos, Mamá Castor, insiste.

-Papá, el olor... Ah, había olvidado comentarte. Esta noche tenemos una cena en la casa de Emilia. Podrías hacer pan casero. Es una idea fantástica. Emilia ama tu pan de nuez. O ese que lleva chispitas de sangre. Digo... de chocolate.

Moriana escuacha la conversación, se incorpora y queda sentada a lo indio sobre su almohadón.

-Mamá, yo no puedo ir esta noche a lo de Emilia. Tengo clase de meditación con la señora Paz -dice la chica.

-Papá, qué te dije del olor. ¡Es un asco! Juro que no lo tolero. Me desconcentra. Me perturba. Ya no sé ni lo que digo -reitera la señora, que ha dejado el libro sobre la mesita de vidrio, que está junto a ella, y ahora, se acomoda el pelo.

-Mamá, dije que no puedo ir. Papá, ¿no hay problema? -dice Moriana, que ahora dirige su mirada al pigmeo.

Papá asiente con la cabeza y sigue rociando las flores, que ya chorrean agua. Se han formado charcos a los lados de la pérgola.

-Pan casero. ¡Qué delicia! Me encanta el pan casero. La última vez que comí, Papá, fue aquella noche... hace como tres años, en el cumpleaños de Emilia. ¿Te acordás, Papá? Qué bien la pasamos en aquella fiesta. Comimos tan bien. La casa nueva de Emilia era un primor. Ella es tan fina, tiene tan buen gusto. Cómo la envidio -dice Mamá Castor.

-Mamá, te estoy hablando. He dicho que no puedo ir. No te molesta, ¿no? -dice Moriana.

-Pero, para mí. Lo mejor de aquella noche, amén de que la cena fue sensacional, y la casa de Emilia era asombrosa, fue el pan casero. Mmm, cómo amo lo casero. Sin duda, Emilia tiene muchas cosas; ja, pero no te tiene a ti, mi amor, un marido tan ejemplar. Ah, querido, el marido de Emilia, será todo lo que quieras, pero no hace ese pan de nuez, ni el de pasas, ni... -la Señora Castor, se ha acercado a Papá Pigmeo y le acaricia el cuello amorosa, mientras éste sigue echando agua.

-La señora Paz, dice que no puedo hacer yoga si a la vez me drogo -dice Moriana-. No es por la marihuana. Ella también fumó de joven. Pero desde que conocí el achís, la merca, crack, éxtasis... Mmm los opiáceos... la morfina y heroína son lo máximo. Desde que el padre de mi ex novio, ahora sólo un amigo, trabaja en la Clínica -se ríe- hacemos de todo. Hemos experimentado todo tipo de cosas, robado sustancias, trnagredido los límites, burlado las normas legales y morales. La otra noche fuimos a una fiesta, claro que tenía que disimular, pues estaba mi novio actual, Fernando, y su hermano, que es algo así como un ex, y no podía quedar mal. Porque es un chico muy bueno -Moriana, se va tirando hacia delante mientras le habla a Mamá Castor, y agranda los ojos-. Como decía es un chico muy bueno, y los chicos buenos no me sirven porque, como te estarás dando cuenta, soy un desastre - pega una carcajada-. Soy un verdadero desastre. Hace tres días que no me baño y no hago más que comer pan de nuez, consumir alucinógenos y dormir con hombres mayores de 30 años, pervertidos, niños pervertidos y con sádicos. A veces con dos o tres, y hasta con mujeres. Salvo por Fernando, que es bueno.

-Papá, ese olor -dice Mamá Castor con tono imperativo-. ¡Me voy a enojar! Y sabés lo que pasa cuando me enojo.

-Mamá, estoy embarazada -una lágrima se desliza por la mejilla de Moriana y, de pronto, se empieza a reir de su propia capacidad como actriz. Primero con una risita nerviosa y disimulada, luego a carcajadas, a gritos, pero por una extraña razón, no puede parar de llorar. Se levanta de su almohadón y, mientras se aleja de Mamá Castor y Papá Pigmeo, se golpea en el vientre con fuerza, con ambas manos y codos, y grita-. Embarazada, embarazada, em-ba-ra-za-da -Es una nena y se va a llamar Heroína o Perra, como su abuela.

Mamá Castor mira a Moriana y luego a Papá Pigmeo. Toma su libro.

-Papá, la nena está quedando loca. Debe de ser el colegio nuevo. Es una pena.

Papá Pigmeo deja de echarle agua a las flores, que han quedado arrugadas. Entonces, moja sus dedos en uno de los charcos y se los coloca en los ojos. Dos lágrimas le corren ahora por las mejillas. Mamá mueve la cabeza, suspira y sigue leyendo. Papá la mira por unos segundos y arranca, de a una, las flores arrugadas.

5 comentarios:

JuanT dijo...

Wow. Se hizo esperar tu nuevo post, pero la verdad que valio la pena la espera. Muy bonita historia, bah, bonita narracion, lo que contaste de bonito no tiene nada, aunque tiene bastante de verdad.
El final me pareció lo bastante surrealista como para dejarme pensando un par de horas, hasta que supogno que no entenderé lo que quisiste decir.
Por Dios, tus historias se pegan al cerebro.

Schedule 80 & Arkadia dijo...

QUE?

Emma dijo...

El señor castor y la cara de galleta. Genial.

NandoXXI dijo...

Como le va señorita?
Después de tantos días sin pasarme por su espacio virtual, descubro casi sin sorpresa que sus habilidades de narradora no disminuyen y mucho menos lo hace su admirable voluntad creativa y ácidamente critica. Un retrato familiar bastante típico con vetas de absurdo y matices hasta cómicos.
Siempre inagotable su capacidad de interiorizarse en los personajes, pareciera que la misma autora tuviera excelentes dotes actorales, por algo será...
beso!

Anónimo dijo...

hola, encontre esta eespecie de cuento por casualidad. No esta mal, esta bueno, pero la verdad que no convencio del todo... Como que le falto algo... Nose como decirlo...
Una pregunta... Que se te dio por poner el nombre Moriana? Porque asi me llamo y no es comun escucharlo, y menos que sea el nombre del personaje de un cuento realizado en la epoca, es curioso. Pregunto solo por pura curiosidad.
Saludas y felicitaciones... comparto la opinion que dice juant que se pega al celebro.